José Emilio Pacheco nació en la Ciudad de México en 1939, dejó la carrera de Derecho para dedicarse a la literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde inició sus actividades literarias en revistas estudiantiles.
En la Universidad Nacional Autónoma de México, José Emilio Pacheco desarrolló una intensa actividad en torno a los libros y los lectores. Inició sus actividades literarias en la revista Medio Siglo.
Fue miembro del cuerpo de redacción de la Revista de la Universidad. Impartió talleres de literatura en la Casa del Lago donde formó parte del grupo Poesía en Voz Alta hacia 1957 junto con Alfonso Reyes, José de la Colina, Elena Garro, León Felipe y Juan García Ponce. Formó parte de un grupo importante de jóvenes escritores, críticos y artistas que le dieron gran realce a la creación literaria, el ensayo, la crítica literaria y los textos de análisis político.
Cuando Juan Vicente Melo era director de la Casa del Lago, José Emilio Pacheco impartía el curso titulado Aproximaciones a la Literatura Mexicana del Siglo XIX. Cabe señalar que uno de sus salones principales lleva el nombre de José Emilio Pacheco, en honor de la gran labor del escritor en este espacio.
También fue miembro del consejo de redacción de la Revista Mexicana de Literatura publicada por el Instituto de Investigaciones Filológicas y miembro del consejo editorial del Periódico de Poesía.
Escritor integral y comprometido con la literatura, es considerado sobre todo poeta, aunque sus textos más leídos corresponden a su trabajo narrativo. Desarrolló casi todos los géneros literarios: publicó libros de poesía, narración y ensayo; incursionó en el guión cinematográfico (El castillo de la pureza) y fue traductor de Tennessee Williams y T.S. Eliot, entre otros autores.
También fue un activo promotor de la lectura dentro y fuera de la Universidad. Conceptualizó ediciones que buscaban quitar la solemnidad a las portadas para resultar accesible a públicos masivos.Fue así que el libro se abrió a otro lector, poniendo en las librerías ediciones con impresión a un bajo costo junto a las ediciones más lujosas, contribuyendo a lo que se conoce la revolución del libro de bolsillo.
Siempre sostuvo que ampliar el número de lectores era una tarea permanente de la Universidad. La UNAM, -decía- es una gran formadora de públicos, radioescuchas, melómanos, teatristas, críticos, por lo que no debe dejarse de lado el fomento a la lectura.
Al ser uno de los escritores más cercanos a la Universidad Nacional y, particularmente, a la vida cultural universitaria y al fomento de la lectura, recibió de esta máxima casa de estudios en 2010 el Doctorado honoris causa.
Nuestra cátedra es un homenaje a su persona pero sobre todo, a su incansable labor, con vistas al desarrollo de programas de capacitación, formación y profesionalización en temas relacionados con el libro, la lectura y los lectores, con el objetivo de propiciar el acceso libre y democrático a las palabras, garantía de una sociedad civil comprometida e informada.